Gestionar un piso de alquiler requiere una gran cantidad de esfuerzo y dedicación. Desde encontrar inquilinos confiables hasta abordar rápidamente cualquier problema que surja en la propiedad y manejar las cuotas de la comunidad.
Por esta razón, muchos propietarios optan por vender sus inmuebles. Sin embargo, es posible vender una casa con inquilinos dentro, siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos clave establecidos por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), la cual regula este tipo de transacciones.
Qué hacer para poner en venta un inmueble alquilado
La ley establece que no se puede desalojar al inquilino de la propiedad hasta que finalice el plazo del contrato de alquiler. Hay que tener en cuenta que la duración del contrato de arrendamiento es de cinco años si el propietario es una persona física, y de siete años si es una persona jurídica.
Entonces, ¿Cuál es la forma adecuada de vender una propiedad alquilada? Hay dos opciones disponibles. La primera implica negociar con el inquilino para que abandone el inmueble, aunque no esté obligado a hacerlo. Lo habitual en estos casos es ofrecer una indemnización económica al inquilino. Una vez que la propiedad está libre, se puede proceder con la venta en condiciones normales.
La segunda opción es realizar la venta del inmueble a un inversor que tiene como objetivo percibir una renta para obtener beneficios inmediatos. En dicho caso, el contrato de alquiler sigue vigente, pero la titularidad de la propiedad se cambia a nombre del nuevo propietario.
Uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta para vender una propiedad alquilada es notificar al inquilino acerca de la venta. Según lo estipulado en la LAU, el inquilino tiene derecho de adquisición preferente.
Esto significa que si el propietario decide vender la propiedad a un precio determinado, el inquilino tiene la prioridad de comprarla por ese mismo valor, tal y como establece el derecho de adquisición preferente que concede la LAU. Sin embargo, es importante mencionar que algunos contratos de alquiler pueden especificar que el inquilino renuncia a su derecho de adquisición preferente.
Además, la regulación de los contratos anteriores a 2019 están sujetos a otra legislación, por lo que es recomendable revisar el contrato antes de proceder con la venta.
Otro punto crucial a tener en cuenta es que el inquilino tiene el derecho de negarse a recibir visitas en la propiedad. Al firmar un contrato de arrendamiento, el inquilino adquiere el derecho de uso exclusivo del inmueble, por lo que el propietario necesita su consentimiento para ingresar a la casa.
¿Qué hacer en caso de que el inquilino se niegue a recibir visitas? La venta puede resultar difícil en estos casos, por lo que es importante conversar con el inquilino y adaptar sus horarios para que las visitas no le resulten una molestia. Mantener una buena relación es clave.
Otra opción es ofrecer una indemnización al inquilino para que la propiedad quede libre y el propietario pueda venderla sin mayores inconvenientes.