Los préstamos pueden ser tramitados por personas, empresas, Estados, bancos u otras organizaciones que necesiten o quieran prestar recursos. La deuda externa es un tipo particular de deuda en la cual la persona, entidad, banco, empresa, etc. de la cual el deudor obtiene un préstamo es del exterior (o sea que no reside en el país del deudor) por lo que, la mayoría de veces, el préstamo que toma el deudor se realiza en moneda extranjera. Los gobiernos nacionales son unos de los principales entes que se endeudan a través de deuda externa.
Es un mecanismo muy efectivo por medio del cual se obtienen recursos para distintos propósitos, un claro ejemplo de ello es cuando un país puede asumir una deuda externa para obtener recursos para aumentar su gasto público (escuelas, hospitales, capacitaciones), obras de infraestructura (carreteras, puentes, acueductos, telecomunicaciones) o para otro tipo de necesidades o propósitos.
Recientemente se han publicado los resultados correspondientes al primer bimestre de 2011. La cifra fue superior en 8.895 millones de dólares a la registrada en igual período de 2010, cuando sumaba 53.372 millones de dólares (18.5% del PIB). Del total de deuda externa, 58.195 millones de dólares corresponden a compromisos pagaderos a largo plazo, y 9.072 millones a deuda de corto plazo.
De la misma forma como la deuda externa es una manera efectiva para obtener recursos, ésta, sí no es manejada adecuadamente, puede convertirse en un gran problema para el deudor. Prueba de ello es que si un país adquiere una gran deuda en moneda extranjera, o si la moneda local pierde valor frente a aquella con la que se hizo el préstamo (se devalúa), los intereses y las amortizaciones que tendrá que pagar por esa gran deuda tendrán un costo tan alto que puede afectar la estabilidad económica del Estado y del país en general.