Uno de los problemas más difíciles de controlar para todo Gobierno es frenar la inflación. Se requiere de una rigurosa aplicación de políticas macroeconómicas que sustenten un tipo de plan orientado exclusivamente a disminuir el crecimiento de lo que denominamos IPC (Índice de Precios al Consumidor).
Inexorablemente para la mayoría de los colombianos el problema se resume en que cada vez pueden adquirir menor cantidad de bienes con su salario, pero en verdad poco se sabe de las estrategias que se pueden llegar a implementar para combatir este fenómeno que apremia tanto a las clases medias y bajas de la sociedad.
La escuela clásica económica propone dos alternativas antinflacionarias bien marcadas:
Políticas de Oferta:
• Efectos de una expansión de la oferta de trabajo: La reducción de algunos impuestos indirectos o las reducción de las cotizaciones de la Seguridad Social pagadas por los trabajadores provocan una expansión de la oferta de trabajo desplazando hacia la derecha la curva de oferta de trabajoaumentando el empleo y reduciéndose los salarios reales. Este aumento de empleo aumentará la renta potencial desplazando a la derecha la curva de OA, consecuentemente se incrementará la inversión y la renta demandada hasta ajustarse a la nueva renta potencial.
• Efectos de una innovación tecnológica o de un incremento en el stock de capital: Los efectos se concretan en un aumento de la producción y una disminución del nivel de precios, de los salarios nominales y del tipo de interés.
Políticas de Demanda:
• Efectos de una expansión monetaria: Un incremento de la cantidad de dinero origina un desplazamiento hacia la derecha de oferta monetaria en términos nominales. La consiguiente reducción del tipo de interés provoca un desplazamiento hacia la derecha de la da que únicamente origina una subida de precios. Este aumento de los precios hace que la oferta monetaria vuelva a la posición original.
• Efectos de una expansión fiscal: Un aumento de gasto público o una reducción de los impuestos provocarán una subida en el tipo de interés, un aumento del nivel de precios y una consiguiente subida de los salarios reales, permaneciendo inalterada la renta real de equilibrio. Se habrá producido un efecto-expulsión total de la inversión privada y del consumo, por tanto, hay una redistribución de gasto desde el sector privado hacia el sector público.
Por otra parte se desprende también de esta corriente una teoría impulsada por uno de los economistas más influyentes de la historia, el estadounidense Milton Friedman. Esta escuela hace hincapié en la relación inflación-circulación monetaria y descarta por completo la relevancia de políticas fiscales en estrategias antiinflacionarios.