El precio de un bien o servicio lo podemos definir como el valor, en términos monetarios, que se debe pagar para obtener dicho bien.
El precio no tiene que ser necesariamente igual al “valor” del bien o servicio, o al costo del mismo, ya que el precio fluctúa de acuerdo a muchos factores, entre otros, materias primas, el tiempo de producción, la inversión tecnológica y la competencia en el mercado.
Sin embargo, para que el precio sea una variable que produzca los ingresos necesarios, tiene que ser previamente aceptado por el mercado, por lo que es fundamental quesea sometido a la prueba ácida del mercado. Y es, precisamente en este punto, en el que el concepto de precio pone bastante énfasis, por lo que resulta imprescindible que todo mercadólogo o persona que tenga relación directa con el área comercial de una empresa u organización lo conozca a fondo. Es importante tener en cuenta que el precio también incluye valores intangibles, como la marca. Un jean fabricado con idénticos materiales puede tener precios muy diferentes de acuerdo a la marca, ya que el consumidor adquiere con ella diversos valores simbólicos.
Damos un ejemplo: si el precio de un par de zapatillas es de 200 dólares, la persona que desee comprarlo deberá pagar dicha cifra para llevarse el producto. En el caso de los servicios, el precio suele estar vinculado a un abono, cuota o tarifa ya que, por lo general, deben abonarse de manera periódica.
Por último decimos que en mercado de competencia perfecta (donde los precios se acercan a los costos) el precio se fija mediante la ley de la oferta y la demanda. En el caso de monopolio el precio se fija mediante la curva que maximiza el beneficio de la empresa en función de los costes de producción.